Boletín de seguimento - Marzo 2021

12.03.21


ACT Promoção da Saúde

 

Editorial

Usted, lector, ya habrá tenido la sensación de vivir un castigo semejante a aquel del Mito de Sísifo, el que discurre sobre el esfuerzo de hacer subir una enorme roca hasta lo alto de una montaña y, al llegar a la cúspide, ver a la roca rodar todo hasta abajo y tener que volverla a subir. 

En nuestro trabajo con el seguimiento de los factores de riesgo de enfermedades crónicas no transmisibles, vemos ese mito de manera continua. Prácticas de una industria que son recicladas y aprovechadas por otras, con un ropaje adecuado a la época. El objetivo final es proyectar la imagen corporativa, esconder los daños y figurar como empresas capaces de conquistar espacio en el corazón de la población. Aprendemos mucho con las tácticas de la industria del tabaco para influir a las políticas públicas  vemos a corporaciones del área de alimentación y alcohol, por ejemplo, seguir el mismo camino y repetir esas prácticas. Si miramos a otro lado, nos damos cuenta de que fabricantes de plástico y de petróleo beben de la misma fuente, a pesar de toda la evolución que ya se logró con algunas medidas para la reglamentación de productos de tabaco.

En esta entrega de nuestro boletín de seguimiento, traemos al debate al Gran Hermano Brasil (Big Brother Brasil, o BBB), que se volvió el asunto más comentado en este país, aunque vivíamos una crisis política sin igual y un pico de la pandemia de Covid-19, con un aumento de los casos y de los fallecidos en ascenso trágico, mientras la vacunación avanza a un ritmo muy lento. El programa de la red TV Globo ha logrado reunir a las principales empresas fabricantes de productos no saludables, incluso de bebidas alcohólicas, como patrocinadoras. Lea Récord de audiencia: el caso BBB, para conocer el análisis de Victoria Rabetim y Bruna Kulli Hassan.

Desde hace tiempo vemos a las compañías de cigarrillos ser premiadas por buena ciudadanía corporativa, justamente ellas, que causan daños a la salud y al medio ambiente a lo largo de toda su cadena productiva, desde la producción de tabaco hasta la colilla del cigarro tirada. Aunque la carga del tabaquismo sea demasiado alta para toda la sociedad, estos premios se siguen dando a los principales fabricantes y estimulan a otros sectores a hacer igual mal. Es sobre esa película repetida que trata El premio que no compensa, escrito por Mariana Pinho y Adriana Carvalho.

Por su parte, Marilia Albiero y Paula Johns, con Grandes Empresas, grandes mentiras - Plástico, consumo y sostenibilidad, hacen rodar la roca montaña abajo al terreno de la sostenibilidad y del consumo de plástico, intrínsecamente ligado a los temas del clima, de la salud pública y de las epidemias que, como muestran las evidencias, tienen su origen en la producción y el consumo. Las autoras apuntan a la omisión del sector productivo y a la eterna responsabilización del individuo, destacando una serie de acciones de las empresas para crear la impresión de traer sostenibilidad a su negocio, pero que no pasan de márketing para vender más productos y poner a la marca entre las más admiradas por los consumidores.

Y si usted cree que ya ha visto antes esta película, Camila Maranha y Laura Cury ponen en evidencia a los programas refritos de la industria del petróleo con los que pretenden negar los daños que causan al medio ambiente, generar controversia y confundir a la población acerca de los cambios climáticos, usando a científicos y financiando investigaciones dudosas. Exactamente como siempre ha hecho la industria del tabaco. No deje de leer Dèjá vu - la industria del petróleo en primer plano.

Buena lectura, 

Anna Monteiro

Directora de Comunicación

 


 

Récord de audiencia: el caso BBB

Victoria Rabetim

Bruna Kulik Hassan

La 21ª entrega de Big Brother Brasil (Gran Hermano edición Brasil) comenzó a emitirse a fines de enero y desde la primera semana el programa es líder de audiencia en el horario de máxima audiencia de la televisión abierta y en las discusiones en el ambiente digital, principalmente en Twitter y en Club House, la nueva red social. El programa se volvió el tema más comentado del país, superando al Covid-19, política y K-pop en Twitter. Incluso antes de comenzar, ya ocupaba el 7º puesto en los trending topics y generó más de 35 millones de tuits en la semana de estreno. En ese mismo período, el hashtag #BBB21 fue el más mencionado en todo el mundo.

 

Comparativa de tuits durante el estreno de BBB en los últimos tres años

 

En 2021, el equipo de producción del programa decidió apostar por una propuesta flexible y muy distinta del formato original atrayendo a más patrocinadores para que exhibiesen sus marcas. El crecimiento de patrocinadores se debió, especialmente, a la entrada de la anterior entrega al libro Guinness World Records, por alcanzar más de 1.500 millones de votos en un programa de televisión.

En esta entrega, se abrieron dos modalidades distintas de patrocinio: Big, evaluada en R$78 millones; y Ángel, con un coste de R$59 millones, donde se ubican Amstel, McDonalds y Seara. Además, hay una modalidad especial en la que se ubica Coca-Cola, que patrocina un segmento semanal titulado Cine del Líder. No hay datos sobre las negociaciones entre la emisora y los anunciantes.

Cuadro semanal Cine del Líder, patrocinado por Coca-Cola

 

A pesar de la falta de transparencia con los valores contratados, es notorio el tremendo impacto que tiene el promocionar una marca a través de BBB. La empresa Americanas, que actúa en el segmento de e-commerce ofrece marcas de distintos alimentos ultraprocesados, tuvo un aumento de 390% en la cantidad de descargas de su app móvil durante la entrega de BBB de 2020, en comparación con la entrega anterior. Por algo la empresa renovó su contrato y se sumó a la modalidad Big de este año.

Por ser el asunto más comentado del momento en las redes sociales en Brasil, expertos en comunicación apuntan la importancia de entrar a los debates sobre BBB, incluso para marcas que no sean patrocinadoras del programa. En Twitter, el equipo de marketing preparó una guía con orientaciones para que las marcas aprovechen la oportunidad estimulando la interacción con los usuarios.

Skol usó la polémica que involucró a una de las participantes, Karol Conká, cantante y presentador, que ya tenía 1,5 millones de seguidores en Instagram antes de su entrada a BBB. Skol creó un meme que sugería un cambio en el nombre de la marca, aprovechando la enorme repercusión negativa de la participante, que tuvo que dejar el programa luego de recibir una votación negativa de 99,17%. El post de Skol fue excluido poco después para evitar consecuencias con el público.

 

Print del tuit de Skol subiéndose al tema BBB y borrado poco después

 

La polémica con la cantante, acusada de ser xenófoba y de practicar tortura psicológica durante el programa llegó incluso a estimular al público a realizar un boicot a las marcas patrocinadoras de BBB pero, en opinión de expertos en marketing no hay consenso sobre el efecto en la imagen de las empresas que patrocinan el programa en relacion a lo que ocurre allí.

 

Tuit ‘cancelando’ a los patrocinadores de BBB tuvo más de mil likes

 

La repercusión negativa del programa hizo que otra celebridad, la cantante Anitta, crease su propio reality show, “Aislados con Beats”, a la que invitó nueve amigos influenciadores que realizaban pruebas y desafíos aislados en una isla.

El reality Aislados fue patrocinado por Skol Beats, marca de bebida alcohólica de la cual Anitta es head de creatividad e innovación. El programa se estrenó en febrero y fue transmitido en el perfil de Instagram de la marca. Beats también llevó a 5 seguidores de la marca para ‘aprovechar el post grabaciones’ con los participantes del programa.

 

Anitta y los participantes del reality consumiendo la marca de cerveza patrocinadora

 

Volviendo a BBB, podemos observar que la estrategia de comunicación de las patrocinadoras está bien ajustada al programa. McDonald’s patrocinó una ‘prueba del líder’ de resistencia que se extendió a lo largo de la madrugada y estimuló las ventas de delivery de sus productos. Al día siguiente, la empresa impulsó el hashtag #MéquiNoBBB21, que fue patrocinada dentro de la plataforma para estar en los trending Topics de Twitter y obtuvo una enorme cantidad de comentarios sobre cuán ansiosos estaban los telespectadores por pedir sus productos.

 

Hashtag patrocinada por Mc Donald’s en los Trending Topics (‘viste BBB y te dio hambre, verdad? Pide ya!)

 

Coca-Cola usó la misma estrategia patrocinando el cuadro “Cine del Líder” para algunos participantes. Al día siguiente, promocionaba la hashtag patrocinada #AbertosProMelhor (‘abiertos al mejor’) en los Trending Topics de Twitter, además de publicar otros posts ajustados al cronograma de la casa.

Twitter no revela el valor necesario para para colocar una hashtag entre los Asuntos del Momento durante 24 horas, obteniendo alcance masivo entre el público. Según Wall Street Journal, ese valor era de US$100 mil, en 2010. Al contactar con la plataforma para consultar ese tema, los responsables afirmaron que el valor puede variar de acuerdo con el período.

Otra acción de Coca-Cola generó mucha polémica en las redes sociales: la ‘prueba del líder’ patrocinada por la marca, fue vencida por la participante Karol Conká. A causa de la impopularidad de Conká, el público comenzó a publicar tuits irónicos afirmando que pasaría a beber de la marca competidora luego del resultado de la prueba.

Tuit de Felipe Neto acerca de la repercusión de la ‘prueba del líder’ - él posee 13 millones de seguidores en Twitter. (‘Del punto de vista del mercado, esto es un poco grave. Pepsi con más menciones que Coca en Twitter. Hay 60 mil menciones a Guaraná. Claro que el branding generado en la prueba supera mucho esa reacción, pero seguramente habrá una reunión muy seria esta semana en la emisora del programa’)

Pepsi entró a los Trending Topics pero desapareció luego, lo que desencadenó una discusión sobre la transparencia en relación a la clasificación de la plataforma sobre los criterios utilizados para que asuntos tengan visibilidad en esa categoría. Uno de los mayores influencers digitales de Brasil, Felipe Neto, comentó la súbita desaparición de la marca. 

 

Tuit interrogando a la administración de Twitter acerca de los criterios de clasificación de los ‘Trending Topics’ (‘Sería grandioso que Twitter fuera más transparente acerca de los Trending Topics. Siempre dicen que no pueden sencillamente eliminar un hashtag incluso con discursos de odio… Pero ahora Pepsi fue literalmente borrada de los Trending Topics, ante la mirada de todos. Feo ’)

Para un programa visto por jóvenes y niños hay un contenido excesivo de publicidad de bebidas alcohólicas y no alcohólicas, sin ningún tipo de regulación, y poca transparencia en cuanto a criterios para llevar un tema o hashtag a las discusiones.

Es importante recordar que, en Brasil, cualquier publicidad dirigida a niños es considerada abusiva de acuerdo con el Código de Defensa del Consumidor, el Marco Legal de la Primera Infancia y la Resolución nº163 del Consejo Nacional de los Derechos del Niño y del Adolescente (Conanda).

 


 

El premio que no compensa

Mariana Pinho

Adriana Carvalho 

 

En el contexto corporativo se ha vuelto muy común que compañías reciban premios y reconocimientos por sus prácticas empresariales. Los informes institucionales anuales y las redes sociales de las empresas de tabaco, bebidas endulzadas y alcohólicas demuestran que ellas invierten en programas de recursos humanos, como inclusión social, derechos humanos, temas relacionados a género, y en proyectos sociales de combate al racismo, a la violencia doméstica y contra la mujer y el trabajo infantil. Eso, sin mencionar los proyectos de protección ambiental. En tiempos de pandemia, mostramos en ediciones pasadas cómo esas empresas apoyaron la instalación de unidades de cuidado a la salud provisionales, produjeron y distribuyeron insumos y, en el caso de las empresas de tabaco, se involucraron en investigaciones de desarrollo de vacunas contra el coronavirus.

Es legítimo e importante que las empresas adopten políticas internas de inclusión que sus prácticas sean acordes a los derechos humanos y normas de protección del medio ambiente pero, cuando los proyectos y acciones relacionadas ganan visibilidad externa, es necesario no desvincular sus prácticas de los daños que esas empresas causan a la salud y al medio ambiente, a la sociedad y al Estado.

En el caso de las empresas de tabaco, es un hecho indiscutible que fumar causa fuerte dependencia y está asociado a más de 70 enfermedades, entre ellas las cardiovasculares, pulmonares, cáncer y diabetes. El tabaquismo genera un coste de R$56 mil millones a cada año al sistema de salud brasileño, causado por los costes directos, por el tratamiento de las enfermedades tabaco-relacionadas e, indirectos, derivados de la pérdida de productividad debido a muertes prematuras e incapacidad. Aunque el gobierno recaude con tributos provenientes de la venta de cigarros, el monto solamente representa el 23% de los costes totales, o sea R$13 mil millones.

Cuando observamos el lado del productos de tabaco y de su familia, también vemos daños. Además de la dependencia económica, el uso de pesticidas en el plantío de tabaco expone a los agricultores a riesgos de intoxicación, desarrollo de enfermedades psiquiátricas y neurológicas y al aumento del riesgo de suicidio, como muestran las investigaciones realizadas en regiones productoras. Hay registros de trabajo infantil y análogo al trabajo esclavo en plantíos de tabaco. 

Las empresas fabricantes de cigarros, grandes corporaciones multinacionales multimillonarias, poseen un historial nada honorable. Documentos internos de esas empresas, que se hicieron públicos, y fallos judiciales norteamericanos revelan que se trata de una industria pautada por la falta de ética y por la ausencia de compromiso con la vida y la salud de fumantes y no fumantes, que mintió, omitió, engañó y, de manera conspiratoria, defraudó a los Estados Unidos y al mundo. En juicio impulsado por el Departamento de Justicia de los Estados Unidos, en 1999, contra nueve fabricantes de cigarrillos (Estados Unidos vs Phillip Morris), se dio el fallo histórico que reconoce que la industria del tabaco está por detrás de la epidemi de tabaquismo hace 50 años y actúa en conjunto y en coordinación para engañar a la opinión pública, al gobierno, a la comunidad de la salud y a los consumidores.

Son intensas y permanentes las iniciativas impulsadas por las empresas de tabaco para opacar los daños que causan a la sociedad y para minar o deslegitimar las actividades de control de tabaco. De esa manera, el Convenio Marco para el Control de Tabaco de la Organización Mundial de la Salud, tratado internacional ratificado por 181 países y por la Unión Europea, estableció un mecanismo de protección de las políticas públicas contra los intereses comerciales y otros de las empresas de tabaco, por medio del artículo 5.3, en conformidad con la legislación nacional y, por lo tanto, los gobiernos no deben apoyar actividades de la industria del tabaco definidas como responsabilidad social.

Además del artículo 5.3, el Pacto Global de Naciones Unidas, mayor iniciativa de sostenibilidad corporativa del mundo, que alienta a las empresas a alinear sus estrategias y operaciones con los principios universales de derechos humanos, trabajo, cuidados ambientales y anticorrupción, prohíbe la participación de la industria del tabaco desde 2017.

A pesar de esos instrumentos internacionales, en 2020, la Alcaldía de la Ciudad de São Paulo otorgó su sello de Derechos Humanos y Diversidad a Philip Morris Brasil, por el conjunto de sus programas reunidos en la denominación Empow#her, cuyo objetivo se describe como el de “ampliar y reconocer el liderazgo femenino dentro de la organización, y Stripes Brasil, volcado a la diversidad y destinado a la garantía de los derechos de los profesionales LGBTI+”. El Sindicato Interprovincial de la Industria del Tabaco, el Sinditabaco, que la empresa integra por medio de su instituto, recibió de la Organización de los Abogados de Brasil un homenaje en la categoría Justicia y Ciudadanía de la Premiación Innovare.

En razón de su historial y de los daños causados por el consumo de sus productos, la industria del tabaco se vio prácticamente obligada a invertir en acciones de responsabilidad social, buscando mejorar su imagen junto a la sociedad. El reconocimiento público de sus prácticas corporativas las aleja del daño social, ambiental, económico y sanitario que causa a la sociedad. Es inevitable que los premios contribuyan a mantenerlas activas en el mercado y con una buena imagen corporativa y, de esa manera, perpetuar sus productos en el cotidiano de los actuales y de los potenciales consumidores. De esa forma también se ganan la simpatía entre los tomadores de decisiones. Lo hacen para vender y lucrar más a un alto coste para la sociedad brasileña.

Razonamos que, el mismo razonamiento acerca de la falta de coherencia de premiar empresas de tabaco por algunas prácticas positivas mientras se desconsideran las externalidades negativas de su negocio, debería valer para todas las otras empresas productoras de commodities no saludables, como es el caso, por ejemplo, de las fabricantes de bebidas alcohólicas y de alimentos ultraprocesados, igual que la industria del petróleo, como discutimos en esta misma entrega de nuestro informe..

De esa manera, la mejor actitud es seguir al Convenio Marco y a la resolución del Pacto Global de la Organización de las Naciones Unidas en el sentido de no dar apoyo o visibilidad a las acciones de responsabilidad social realizadas por las empresas de tabaco.

Infelizmente, no parece haber sido ese el caso de UN SDG Action Awards, una premiación impulsada por la ONU a entidades que realizaron iniciativas en el combate al Covid-19, que reconoció a Ambev por sus acciones de solidaridad impulsadas en la pandemia.

La conclusión es que esas empresas sacan provecho de todas y cada una de las oportunidades que se le presentan y que nosotros, como sociedad, aún tenemos un largo camino que recorrer.

 


 

Grandes empresas, grandes mentiras - Plástico, consumo u sostenibilidad

Paula Johns

Marília Albiero

Si toda la historia de la Tierra fuese contada en apenas un día, nuestra presencia aquí, seguramente, representaría apenas las últimas milésimas de segundo, como lo muestra el video Timelapse of the Entire Universe. Pero, a pesar de que no habitemos este planeta desde hace mucho tiempo, el impacto que dejamos acá ya es devastador.

Al leer el sumario ejecutivo del informe recién lanzado por la Organización Changing Markets Foundation, titulado Talking Trash, la sensación es de leer otro de sus capítulos que se repite innumerables veces y confirma, por enésima vez, que vivimos una distopía. La era del Antropoceno camina rápido en el sentido de hacer imposible la vida humana en el planeta. Creado por los científicos Paul Crutzen y Eugene F. Stoermer, el término Antropoceno define una nueva era geológica en la cual las actividades humanas, desde la agricultura hasta el desarrollo del plástico, del cemento y de la energía nuclear, pasando por el calentamiento global, esa acción ha afectado tanto a la Tierra que justifica la creación de un nuevo periodo geológico.

Talking Trash investiga tácticas de la industria del plástico en 15 países en los cinco continentes y expone lo que está por detrás de una crisis de contaminación sin precedentes en la historia. Son 400 millones de toneladas de plástico producidas al año y ese número viene en aumento. Estimaciones apuntan que la producción debe duplicarse hasta 2030. Hasta el 2050 la previsión es de que tendremos más plásticos que peces en los océanos. 

Ríos, suelos, océanos e, incluso, nuestros cuerpos, están llenos de microplásticos, pesticidas y una cantidad imposible de medir de cócteles de sustancias químicas producidas por el hombre que causan innumerables desequilibrios ecológicos que, a su vez causan innumerables enfermedades y muertes prematuras.

La crisis del plástico es también de la biodiversidad, del clima, de la salud pública y de las epidemias causadas por el modo hegemónico vigente de producción y consumo. Podemos decir que es también una crisis profunda de gestión y accountability, palabra que no tenemos en español para prestación de cuentas, responsabilización y fiscalización.

De la industria de combustibles fósiles, involucrada en el origen de la producción del plástico, hasta la de los productores de envases y paquetes, el extremo final de esa cadena productiva, de manera individual o colectiva, todos están involucrados en la crisis y aparentan liderar un movimiento que trata de apuntar las soluciones, ante los problemas que se vuelven cada vez más evidentes.

A la sociedad y gobiernos, esas industrias comunican robustos compromisos y acuerdos voluntarios y presentan grandes innovaciones en el sector del embalaje, rompiendo barreras tecnológicas nunca antes imaginadas.

Pero, lo que demuestra este informe es que, tras las cortinas, esas empresas hacen de todo para mantener sus ganancias intocadas y seguir inundando al mundo con productos baratos y descartables. La duda que llega es acerca de cómo podemos esperar que quien vive del problema que creó estaría dispuesto a solucionar el problema. Los ejemplos reunidos revelan que incluso cuando las empresas aparentan hacer lo correcto, en la práctica no lo hacen.

Para lograr contener la crisis del plástico, las soluciones deberían seguir la lógica de no generar plástico y reducirlo, regresar a envases de vidrio y, por último, reciclar. Y, claro, impulsar un cuidado adecuado con los residuos, solamente ellos deberían ser destinados a depósitos de basura.

Las empresas no han implantado la ‘logística reversa’, un conjunto de procedimientos y medios para recolectar y encaminar en post venta o post consumo  al sector empresarial para el reaprovechamiento o destinación adecuada de residuos. Para que eso ocurra, el sector productivo debería hacerse cargo de los gastos de logística y del sistema de recolección de la parte reciclable, que es de alrededor de 30%, si fuese internalizado por las empresas. Tal vez eso cambiase las opciones de las industrias sobre la selección de los envases que usan.

Lo que vemos en la práctica es una omisión profunda del sector productivo, la responsabilización del individuo y una serie de acciones sociales cuya función principal consiste en un greenwashing, o sea, dar una connotación ‘verde’ al problema para desviar la atención de lo que realmente es importante.

No deberíamos sorprendernos con esta situación, una vez que aproximadamente el 30% del consumo de plástico es para el sector de alimentos, bebidas y agricultura, siendo una parte significativa es usada para el empaquetado de productos ultraprocesados. Coca-Cola, Pepsico, Nestlé y Unilever lideran el ránking  de los mayores contaminadores de plástico del mundo pero, podemos observar también a una de las grandes del sector de tabaco: Philip Morris.

 

Fuente: Statista.com

 

Fuente: Atlas do Plástico

Quien acompaña la agenda de salud pública para el control del tabaco y del alcohol y de la promoción de la alimentación saludable, seguramente, ya reconoció las muchas semejanzas entre las tácticas utilizadas por las respectivas industrias. Al traer el factor plástico ampliamos el escopo del impacto en la salud humana y del planeta y entramos al dominio de las cadenas productivas contaminantes que se retroalimentan. Nos damos cuenta también que son los mismos actores que organizan una acción coordinada en escala global con el mismo modus operandi, creando una cortina de humo y esquivando la responsabilidad, además de actuar como si no fuesen esas mismas empresas las que crearon el problema. La culpa tiende a recaer en los individuos. Y también, en este caso, el coste resultante de los residuos no está ni cerca de ser cubierto por el precio final del producto, igual que los costes a la salud.

Creemos que la reducción del uso de plástico no debe ser responsabilidad solamente del consumidor pero, sí, parte de un cambio sistémico, integrando la pauta ambiental con la de la salud. De esa manera, ampliando las voces de la sociedad civil, lograremos ser más fuertes y efectivos para presionar por el avance de una una legislación integrada y una plena responsabilización de las empresas.

 

Fuente: Asociación de la Industria del Plástico de Uruguay.

 


 

 

Dejà Vu - la industria del petróleo en primer plano

Laura Cury 

Camila Maranha

Dèjá vu es una expresión que, en francés, refiere a algo ya visto. Esa expresión se usa para describir la reacción psicológica de la transmisión de ideas de que se estuvo en determinado lugar en el pasado o que ya se vio a aquellas personas o determinado elemento. Muchas veces es de esa manera que nos sentimos al encontrarnos con acciones corporativas de algunas empresas de otros sectores y que causan impactos negativos no apenas a la salud de las personas pero, también al medio ambiente, luego de haber investigado y analizado la actuación de la industria del tabaco y sus desenlaces.

Você já teve Déjà vu? Saiba o que é e por que ele acontece - Segredos do  Mundo

En el ámbito de las acciones corporativas, un artículo reciente de BBC mostró cómo la industria del petróleo puso en duda el calentamiento global usando las mismas tácticas de la industria de fabricantes de cigarrillos. Cuarenta años atrás, en 1981, Marty Hoffert, autoridad líder en energía avanzada, creó un modelo que mostraba que la Tierra se calentaría de manera significativa debido a los efectos de la acción humana, lo que produciría cambios climáticos sin precedentes. Hoffert elaboró el modelo mientras trabajaba para Exxon, una de las mayores empresas de petróleo del mundo y que gastaba millones de dólares en investigaciones con el fin de liderar al mercado. Él compartió sus hallazgos con sus gerentes, mostrando los efectos devastadores de seguir quemando combustibles fósiles para mover a coches, camiones y aviones pero la reacción de sus interlocutores no fue la que Hoffert esperaba.

Para el experto, lo que hizo Exxon “fue inmoral. Diseminaron dudas sobre los peligros de los cambios climáticos, mientras las investigaciones internas confirmaban la seriedad de esa amenaza”. “La posición de Exxon”, documento interno de la empresa presentando de manera confidencial a su Consejo en 1989, y que más tarde se haría público y sería donado a la Universidad de Texas, en Austin, reveló que la orientación de la empresa apuntaba a enfatizar la incertidumbre sobre los cambios climáticos ya que se recelaba que el público se enfrentase a la industria e impulsase cambios en la manera cómo se utilizaba la energía, impactando de manera negativa en los negocios.

Documento interno de los años 1980 muestra "La posición de Exxon", determinando que se "enfatice la incertidumbre" sobre los cambios climáticos, publicado en reportaje de BBC.

 

En este punto, ya surge la primera semejanza entre las estrategias empleadas por las industrias de energía con la industria del tabaco, pionera en emplear distintas tácticas para continuar generando ganancias por medio de la venta de un producto nocivo. En la década de 1950, la industria de tabaco ya ponía en duda las relaciones observadas por los científicos entre el consumo de cigarro y el cáncer. Como se recuerda en el reportaje de BBC, un documento de la empresa de tabaco Brown and Williamson resumió el enfoque tomado por la industria: “La duda es nuestro producto, ya que ella es la mejor manera de competir con el ‘cuerpo de evidencias’ que existe en la mente del público en general”, John Hill, considerado gurú de las relaciones públicas y que fundó la empresa Hill and Knowlton, uno de las mayores en el segmento de Relaciones Públicas, sugirió fundar el “Comité de Investigación de la Industria del Tabaco”, para impulsar “la existencia de visiones científicas firmes que mostrasen que no hay pruebas de que fumar cigarro causa cáncer de pulmón”.

El reportaje de BBC trata, también, del proyecto “Whitecoat” (chalecos blancos), que enfrentó a científicos con visiones opuestas para crear confusión con el fin de levantar dudas sobre las evidencias científicas existentes. Otro ejemplo es el caso del memorandum interno de la empresa de tabaco RJ Reynolds, de mayo de 1979, que afirma que “gracias a los testimonios con evidencias científicas favorables, ningún demandante logró obtener un céntimo de ninguna empresa de tabaco en juicios al afirmar que fumar causa cáncer de pulmón o enfermedades cardiovasculares, aunque 117 juicios se hubieran abierto desde 1954”. Solo en 2006, en un histórico fallo de la jueza Gladys Kessler, se reconoció que las empresas de tabaco estadounidenses eran culpables de interpretar de manera fraudulenta los riesgos a la salud asociados a fumar.

Las empresas de combustibles también reclutaron y entrenaron a científicos independientes para presentar testimonios ambiguos acerca del cambio climático inducido por el hombre. De esa manera, aunque el público pudiese sospechar de las declaraciones de ejecutivos de la industria del petróleo, tendería a confiar en la visión de científicos aparentemente independientes, ignorando que esos expertos recibían dinero de la industria del petróleo. Esa iniciativa creó un contramovimiento a los investigadores serios. Un estudio realizado por Bob Brulle, profesor retirado de la Universidad de Drexel (EUA), identificó 91 instituciones que negaron o minimizaron los riesgos del calentamiento global y se descubrió que, entre 2003 y 2007, recibieron US$7,2 millones de ExxonMobil.

Bob Brulle también identificó un nuevo desafío: datos más recientes indican que Koch Industries y ExxonMobil, dos de las mayores apoyadoras de la negación de la ciencia del clima, recientemente se retiraron de la financiación pública de organizaciones del contramovimiento. Coincidiendo con el declinio en la financiación rastreable, el valor de la financiación dado a organizaciones del contramovimiento por medio de fundaciones como Donors Trust y Donors Capital, cuyos financiadores no pueden ser rastreados, aumentó de manera dramática.

Además de investigadores, también se financiaron por organizaciones llamadas astroturf, que son falsas organizaciones en la base de la estructura, generalmente patrocinadas por grandes corporaciones, para apoyar cualquier argumento o reivindicación a su favor, o para desafiar y negar a aquellos que se contrapongan a esos argumentos. Ellas constituyen la versión corporativa de los movimientos sociales de base, que conectan a personas localmente de manera proactiva con el objeto de impulsar demandas prosociales y ambientales. En un estudio liderado por Charles H. Cho, Profesor Asistente de Contabilidad en John Molson School of Business de la Universidad Concordia, grandes empresas contaminantes incentivaron y financiaron a organizaciones astroturf para desestimar la importancia de las actividades humanas en el cambio climático.

Algunos libros han puesto ya a la vista ese asunto de manera más profunda. Según Naomi Oreskes, profesora de Historia de la Ciencia de la Universidad de Harvard y coautora del libro Merchants of Doubt (Mercaderes de la Duda), “en vez de aceptar las evidencias científicas, ellos [Exxon y otras empresas de energía o industrias dependientes de los combustibles fósiles, que se unieron a la Coalición Global del Clima para protagonizar un agresivo lobby entre políticos y la prensa en Estados Unidos] tomaron la decisión de luchar contra los hechos (...) Impulsan campañas publicitarias diseñadas para minar el apoyo público, seleccionando solamente los datos que favorecen su narrativa e usando, incluso, preguntas retóricas para crear confusión y duda”, como en el caso de la publicidad que le preguntaba al público: “Si se calienta el mundo, ¿cómo es que [el estado de ] Kentucky se está enfriando?”, como muestra la figura a continuación.

 

 

David Michaels, profesor de salud pública de la Universidad George Washington y autor de The Triumph of Doubt (La victoria de la duda), detalla cómo las industrias de pesticidas, plásticos y azúcares reprodujeron las mismas tácticas del llamado “manual de estrategias del tabaco”.

Académicos temen que el uso de la duda para confundir al público y haya erosionado parte significativa de la confianza pública mundial en expertos y en los hechos, con distintos productos de industrias nocivas a la salud de las personas y del planeta e, incluso, en asuntos muy actuales, como la vacunación y el coronavirus. De acuerdo con el informe “Engáñame otra vez”, con estrategias perfeccionadas por la industria del tabaco en los últimos 50 años, las empresas multinacionales de alimentos, bebidas y alcohol, están trabajando para impedir, retrasar y minar políticas públicas que salvan a millones de vidas.

Infelizmente, mientras muchos países están siendo animados a tomar acciones para detener los cambios climáticos y proteger al medio ambiente, empresas gigantes de combustibles fósiles les hacen juicios a gobiernos por miles de millones de dólares con base en el Tratado de la Carta de la Energía (TCE), creado a mediados de la década de 1990 para incentivar a las empresas de energía a invertir en economías en desarrollo y, que ahora, se usan para enjuiciar a países que intentan desactivar usinas de carbón y plataformas de petróleo, perjudicando la transición a la energía 100% limpia. La plataforma Avaaz tiene una petición en línea acerca de ese tema.

De esa manera, son muchas las instituciones incapaces de administrar las externalidades negativas que sus productos causan, priorizan actividades económicas dañinas a la salud de las personas y del planeta. Según el informe The Economics of Biodiversity, publicado en febrero de 2021, una estimación conservadora del coste total global de los subsidios que perjudican a la Naturaleza es de algo entre US$4 billones y US$6 billones (trillions) a cada año. Los arreglos institucionales son insuficientes para proteger a los bienes públicos globales, como el océano, los bosques y al clima.

La humanidad necesita invertir esa situación, como nos anima la campaña de la Agenda 2030. Como destaca el profesor Partha Dasgupta en el informe mencionado antes, continuar en la senda actual presenta extremados riesgos e incertidumbres. El crecimiento y el desarrollo sostenible exigen cambios en el comportamiento de todos los actores involucrados, incluso en los que poseen medios importantes de comunicación, que deben honrar la transparencia. El compromiso debe ser el de aportar el bienestar a las personas y del planeta y las acciones llevadas a cabo deben ser de hecho sostenibles y aumentar no solamente la riqueza material pero, también, el bienestar colectivo, incluyendo el de generaciones futuras.

Como dice Dasgupta, una reforma en la medición del éxito económico es imprescindible. El uso del PIB se basa en una una aplicación equivocada de la economía, ya que mide el flujo de dinero pero no las existencias de activos nacionales. La introducción del capital natural en los sistemas de contabilidad nacional es, de esa forma, fundamental para la obtención de la sostenibilidad.

Recentes desdobramentos do caso da ExxonMobil trazem outra esperança de mudança de cenário: em junho de 2020, o procurador-geral de Minnesota, Keith Ellison, iniciou um processo contra a empresa, o Instituto Petrolífero dos EUA e as Indústrias Koch, acusadas de enganar o público sobre as mudanças climáticas. O processo judicial argumenta que "documentos internos antes desconhecidos confirmam que os réus entendiam bem os devastadores efeitos que seus produtos causavam no clima". A acusação afirma que, mesmo tendo esse conhecimento, as empresas "se engajaram em uma campanha de relações públicas não apenas falsa, mas também altamente eficiente", que serviu para "deliberadamente [sabotar] a ciência".

Recientes desdoblamientos del caso ExxonMobil traen otra esperanza de cambios en ese escenario: en junio de 2020, el fiscal general de Minnesota, Keith Ellison, inició un juicio contra la empresa, el Instituto Petrolífero de EUA y las Industrias Koch, acusadas de engañar al público acerca de los cambios climáticos. El juicio argumenta que “documentos internos antes desconocidos confirman que los acusados comprendían claramente devastadores efectos que sus productos causaban al clima”. La fiscalía afirma que, incluso poseyendo ese conocimiento, las empresas “se lanzaron a una campaña de relaciones públicas no apenas falsa pero, además, altamente eficiente”, que sirvió para “de manera deliberada, sabotear a la ciencia”.

 


 

 

Revisión y edición: Anna Monteiro

Arte: Ronieri Gomes

 

Equipo de seguimiento

 

Anna Monteiro

Bruna Hassan

Camila Maranha

Denise Simões

Fabiana Fregona

Laura Cury

Mariana Pinho

Marília Albiero

Victoria Rabetim

 

Ha colaborado en esta entrega: Adriana Carvalho, directora jurídica ACT

 


 




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